lunes, 9 de noviembre de 2020

EL ARTE DE NO HACER ARTE. Hace unos días pude leer una nota del diario BBC de Londres sobre el efecto que producía en los visitantes a una exposición de Arte Invisible en línea, una colección de obras realmente invisibles que venden a potenciales compradores. No obstante lo que más me ha asombrado y me da ha dado pena ajena, ha sido la estafa que han sufrido dos "ingenuas" compradoras norteamericanas, ya les explico. La idea proviene de los vendedores de "arte" que son @James Franco, y la pareja de artistas neoyorquina @Brainard y @Delia Carey, más conocidos como Praxis, que al vender alguna de sus "obras", le dan al comprador una tarjeta donde se describe la obra que se ha comprado, ya que esta no existe como tal, no materialmente, pero que con la descripción, esta materializa en la mente, en la imaginación. Las dos compradoras que "cayeron" en la trampa, son @Aimee Davison que compró una instalación invisible titulada "Aire puro" por la suma de US$10.000 y una coleccionista de Detroit de la cual no se menciona su nombre, que adquirió una escultura invisible en forma de huevo de Pascua, titulada "Piedra dorada" por US$1,000. A ambas les dieron la mencionada tarjeta donde se describía las obras invisibles en cuestión, ya que, insisto, en el mundo real no existen, por lo que los vendedores recurren salvajemente a la imaginación de los compradores, ellos llaman a esto "un proyecto que tiene un fuerte componente educativo, ya que las descripciones de las piezas de arte estimulan la imaginación", explicó el diario BBC. Ardo en cólera, porque el arte no puede agotarse en esta estúpida idea, la imaginación explota de forma grandiosa cuando el espectador tiene ante si un hermosa e irrepetible obra de arte, ya no importa si es una danza, una obra de teatro, una obra musical, un poema, un cuento, un bello dibujo o una escultura o pintura al óleo. Es arrogante y mal intencionado proponer siquiera que el ser humano estimula su imaginación ante el "arte" invisible y que por eso tiene un fuerte componente educativo. Como he dicho, toda obra de arte que sea bella en su totalidad, despierta todos los sentidos, porque se alinea con nuestras experiencias vividas, con la necesidad de recreación de nuestra alma, con la sugerencia que nos hace la obra material de ir más allá de su misma propuesta y de la semejanza de lo divino, pues el arte tiene componentes que nuestro creador ha puesto en cada una de ellas y para que esto se sienta en lo profundo de nuestra conciencia, debe por causas naturales y espirituales, ser tangible, visible, audible, o sea sensorialmente absoluta. Basta ya de estafas en nombre del arte. Por suerte hoy tengo una charla sobre impresionismo, eso refrescará mi alma nientras repaso las obras de Manet, Monet, Pissarro y otros verdaderos exponentes del arte. Saludos cordiales. Arcadio Esquivel

domingo, 25 de noviembre de 2018